25 Ene 2010 ¿Qué estás pensando?
Todos lo reconoceréis a la hora de cambiar vuestro estado de Facebook… pero realmente ¿contestáis a esa pregunta? ¿Sirve de algo que esté ahí escrita? ¿Utilizamos siquiera el formato respuesta al actualizar nuestro «estado»?
Mucho se ha hablado ya del daño que han hecho las redes sociales al significado de la palabra «amigo» y no nos queda otra que tomar en entornos virtuales como acepción válida para amigo la palabra colega. Pero… y por qué no nos paramos a pensar, y nunca mejor dicho, en lo que nos pide la «red».
«¿Qué estás pensando?» Muchas veces sólo pienso, porque para hablar antes hay que pensar lógico, y para pensar, hay que tener tiempo, y el tiempo ayuda a conversar… es una pescadilla que se muerde la cola, pero no totalmente: el círculo cambia dependiendo de por donde comencemos a girar. O lo que es lo mismo, el orden de los factores altera drásticamente el producto.
En la sociedad de la rapidez, del todo quiero y lo quiero ya, el momento para la reflexión se ha comenzado a perder. Y digo comenzado porque depende de cada uno olvidarlo por completo o no. Suena a broma, pero entre los compañeros a veces decimos: «el martes lo dedicamos a pensar. Nos desconectamos de Internet, apagamos el móvil… y nos ponemos ante una hoja en blanco». Jamás lo hemos hecho, pero el mero hecho de pensar en la necesidad de hacerlo deja claro el ritmo vital en el que estamos inmersos. Estamos reaccionando y no actuando. Somos solucionadores y no proactivos. Y con un sólo ejemplo todos lo entenderemos: ¿habíamos pensado en Haití antes del terremoto? Bien, vale, no lo hubiéramos evitado. Pero casualmente los barrios «ricos» son los que no se han derrumbado. Y si, yo también he reaccionado ante este hecho.
No quiero escribir mucho más, ya que lo importante es que pensemos… ¿te animas a pensar juntos?
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