Cotilleo, chismorreo, chisme, poner el oído…
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Cotilleo, chismorreo, chisme, poner el oído…

Una vez escuché a un gran publicitario español decir una de las verdades más curiosas que jamás me había parado a pensar: «los ascensoristas son los que más saben de todos los negocios».
Su argumentación era bien sencilla. Cuando se reúne un grupo de expertos en un congreso hay cosas que no se cuentan en público por el miedo a que su idea sea copiada… y dónde lo cuentan? En el ascensor mientras se van a pedir un taxi y volver a sus oficinas. Y allí está el ascensorista. Una persona casi invisible para estos «gurús» pero con dos grandes oídos y una sola que hacer… además de transportar al cliente al piso que le corresponde.
Ciertamente se pasan horas escuchando conversaciones, ideas, opiniones, valoraciones… de clientes de aquí, de allá, de un sector, de otro… pero normalmente no preguntan, sólo escuchan.

A raíz de esto, y gracias a mi viaje por Argentina y Uruguay descubrí a una raza urbana similar a los ascensoristas, pero a los que además les damos conversación: LOS TAXISTAS. Recogen a todo tipo de viajeros, de muchas nacionalidades, de diferentes ideologías, de múltiples profesiones… y muchas veces viajan en solitario. Qué hacer entonces. Preguntar. Y si el viajero es como yo, que le gusta hablar con todo el mundo, escuchar y por supuesto, opinar.

A veces no nos damos cuenta de que un taxista está un mínimo de 8 horas con gente bien diversa, escuchando sus conversaciones y, por qué no, manteniéndolas. Una vez un taxista argentino me contaba historias bien curiosas de la ciudad de Buenos Aires (el trayecto fue largo) cuando le pregunté que como sabía tanto su respuesta fue bien clara: «llevo no sé cuántos años como taxista y cada cosa me la ha enseñada un pasajero diferente». No se trata de cotillear o chismorrear, si no de conocer nuevas cosas! Además, si la personalidad del conductor es bien humilde su capacidad de aprender y conocer se multiplica al 150%… y a los viajeros que pasamos por sus coches nos pueden enseñar tantas cosas… (aunque algunos crean tener la verdad absoluta, también sea dicho).

Al hilo de todo esto recomiendo una dirección que ha hecho del arte de escuchar un blog. No podéis dejar de visitarlo.

Por llegar hasta aquí, Te invito a una sonrisa 🙂
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