Volver…
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Volver…

Dar una vuelta… repetir algo… regresar al estado anterior… ir al punto de partida.

Le llamamos volver pero en realidad no es nada de esto. Nadie vuelve dando vueltas, ni repite lo antiguo cuando vuelve, ni es igual a cuando se fue, ni vuelve al punto exacto de partida…
Volver ¿a qué? ¿a quién? ¿a dónde? ¿a cuándo? ¿Sólo volver?

Volver no tiene sentido entonces sin un objetivo, sin una persona, sin un lugar (u hogar), sin un espacio temporal… por lo tanto ya no es volver a secas, sino volver a empezar, volver a compartir o volver para despedirse.

Hoy he vuelto a mirar el mail, pero como si no lo hubiese mirado en estos días… he borrado cientos de mails antiguos, de personas ya casi desconocidas para mi, a las que no me hubiera gustado conocer o a las que me encantó descubrir, pero es momento de olvidar.
También he vuelto a mirar el celular, como si nunca antes hubiese visto la casilla de mensajes entrantes… he borrado más sms de los que me caben entre los dedos de las manos…
¡y me he liberado! De alguna manera ha sido como quitar un peso sobre los hombros (y casi literal, estaba en mi bolso… estaba en mi cartera de la computadora).

Sin embargo, la mente no puede borrar los mensajes de la misma manera. De hecho cuanto más intentas olvidar, más te acuerdas. ¿Por qué será? Será que me gusta volver…
… a repetirme.

Pero no quier repetir, no quiero volver a leer, no quiero volver a escuchar, no quiero volver.

Por llegar hasta aquí, Te invito a una sonrisa 🙂
1 Comment
  • Anonetoy
    Publicado 02:33h, 16 septiembre Responder

    Cuando no se puede volver, sólo queda irse. Pero, más tarde, más temprano, las piernas se cansan.Y hay que frenar.

    Te cuento un secreto: cuando quiero olvidar, me viene una tendencia pirómana (una suerte de cábala) pero no hay caso. Termino por aferrarme a lo perdido, como si tratara de tomar una pompa de jabón. No es tan fácil decir «me voy»… no es tan fácil.

    Luego me mandas un mail y me pones al día.

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