Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti
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Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti

El pasado 8 de abril tuve la oportunidad de compartir con Joaquím Torrents (@joaquinete) en Fundación Dédalo (@fundaciondedalo) los «Dialogos: Nuevas formas de comunicación, nuevas formas de relación» en la VIII Semana de la Seguridad de la Fundación.

La reflexión llegó tras ver el ya conocido corto de Dani Montes «Yo tb tq», explicado en el post La vida social real: «¿Cómo afecta Whatsapp y Redes Sociales a nuestras relaciones? ¿Estamos obligados a estar constantemente conectados o disponibles? ¿Si no respondo un whatsapp es una ofensa? ¿Qué interpretamos de un doble check? ¿Generan celos en las parejas o relaciones sociales esas interpretaciones?»

En el siguiente vídeo podéis ver la conversación completa:



En definitiva es importante entender que no son nuevas formas de comunicación, ni nuevas formas de relación… sino nuevas herramientas. La esencia de todo es la comunicación por lo que la comunicación y nuestra necesidad de comunicar es la misma (o debería). Por todo ello, hemos de reflexionar sobre la esencia emisor-receptor (o varios emisores y receptores) aunque suene volver al pasado, porque se trata de dos personas (o más), de volver a la persona con sus sentimientos, emociones, conocimientos…

Por ello, parece necesario entender las motivaciones, causas y consecuencias del uso de las herramientas de comunicación online. Propusimos 10 ideas iniciales que me gustaría compartirlas también en este espacio:

1. Sincronicidad. Los smartphones han conseguido convertirse en una extensión del cuerpo, algo que, aunque parece evidente, jamás lo conseguimos con los ordenadores conectados (y ya se habla de herramientas conectadas dentro del cuerpo). Esto ha provocado un cambio en el modo de funcionamiento de la comunicación asíncrona, o diferida en el tiempo, como el mail o la mensajería, ya que, como siempre lo llevamos encima, se está convirtiendo en comunicación síncrona o en tiempo real. 

2. Redes cerradas no privadas. A pesar de que no siempre lo asumimos, todo lo que compartimos en las redes de mensajería móvil, instantánea, apps, redes sociales… no es privado. Sin entrar en temas específicos de seguridad y propiedad de los datos que compartimos con empresas privadas, cualquier contenido compartido en Internet, Whatsapp también es Internet, es susceptible de difusión, compartición o divulgación en el mismo o diferentes espacios. En ocasiones el sentimiento de conversar con grupos pequeños o conocidos nos conforta y ofrece una seguridad que a golpe de clic puede saltarse. Todos hemos compartido alguna vez textos o imágenes que quizá, reflexionando en estos momentos, no lo haríamos (yo la primera), lo que nos otorga una gran  propuesta de aprendizaje. 


3. Diferente percepción de urgencia. La modificación de los usos del teléfono móvil donde encontramos opciones de conectividad diversa está provocando la banalización de la llamada, a pesar de llevar el móvil siempre encima. Podemos colgar a quien nos llama y preguntarle a través de Whatsapp «¿qué necesitas?». O gracias a la identificación de llamada ver quién es para no contestar. Incluso cuando vemos una llamada perdida, en lugar de devolver la llamada preguntar a través de mensajería diversa «¿me has llamado?». Lo dejo para la reflexión: ¿creéis que si es urgente podemos contestar mensajes de texto?


4. Todo por escrito. Dentro de nuestra mentalidad humana dejar todo por escrito (y con la marcación horaria) nos otorga seguridad. Además, podemos volver atrás en las conversaciones, incluso cuando por salud mental sería mejor no hacerlo 🙂 ; permite confirmar acciones realizadas, y nos apoya en la necesidad de aprobación… En el marco profesional siempre ha existido la «necesidad» de mantener información por escrito con la finalidad de volver a ella y poder organizar más fácilmente nuestra labor (un uso que nos ha permitido compartir información en el tiempo mejorando también nuestra eficiencia), por lo que estamos traduciendo estos mecanismos a entornos personales. Con todo, debemos pensar siempre la motivación para realizarlo.


5. Diferentes visiones sobre privacidad e intimidad. Mucho se está hablando de esto y tiene que ver directamente con todo lo anterior. La mejor configuración de la privacidad somos nosotros mismos, no debemos dejarla expuesta a las posibilidades dentro de cada aplicación o de cada persona con la que nos relacionemos. El cuidado de la intimidad, por lo tanto, es lo que parece debería primar. ¿Se puede compartir contenido íntimo? Dependerá de cada emisor y receptor y de si influye en o a terceros, ya que lo importante, como veíamos al inicio, es la persona. Así, lo que quizá lo que deban replantearse son las redes de confianza personal, más allá de la herramienta, por supuesto, recordando los diferentes niveles de compartir: no todo tiene por qué ser público. 


6. Comunicación en micronichos. Los más jóvenes, y nosotros estamos comenzando a actuar de ese modo, se comunican con grupos pequeños de personas en entornos digitales. Sus amigos, grupos del colegio, del equipo deportivo, familia… Lo importante es entender que, dependiendo de la herramienta, toda la conversación puede estar siendo seguida por todo el público y no solo el micronicho incial. 


7. Socialización: si no estás no existes. Los smartphones son herramientas claves de socialización y, en determinadas edades, fundamentales para la configuración de grupo. Pensad en aquellas cosas que nos hacían pertenecer a nuestro grupo de amigos cuando éramos pequeños. Con todo, es importante que trabajemos nuevas formas de etiqueta, ya que todos somos y existimos más allá de nuestra relación con la tecnología y, si queremos, podemos hacer que los demás también existan.


8. También eres porque estás. La tecnología y las herramientas de comunicación o las redes sociales, así como el resto de elementos offline, influye en tu identidad, en nuestra identidad. El uso o no de las herramientas también nos forma y nos ayuda a definirnos, así como ofrece valores a terceros sobre nosotros mismos. 


9. Nuevas formas de control conectado. Relacionado con la conectividad y el cambio de la comunicación síncrona, se producen nuevos modelos de control a los que no estábamos acostumbrados y que nadie nos ha enseñado a gestionar. Los más pequeños necesitan ayuda para aprender a no controlar y a decir no al control de terceros. Para ello es clave el ejemplo y necesitamos mirarnos a nosotros mismos. ¿Quién no ha recibido una reprimenda por no contestar a un mensaje al minuto? ¿hemos pensado si el receptor puede responder en ese momento, si le ha llegado o la tecnología a fallado, o si no puede contestar porque le ocurre algo? ¿Quién no ha cotilleado el cambio de estado de un contacto o le han comentado su cambio de estado? ¿nos hemos has planteado que el estado habla de él y no de ti? O, por ejemplo, muchos padres creen que ver la «última hora de conexión», el estado o incluso la imagen, es útil para «controlar» qué hace su hijo ¿pero es real? ¿quiere decir algo dicha hora sin un contexto? ¿es necesario que por nuestro «control» los niños se «controlen» entre ellos? ¿lo hacemos nosotros con otros adultos? 


10. En búsqueda de la desconexión ¿de qué o de quién es? Llegan las vacaciones y la frase más repetida del año: Desconectar. Y cuando hablamos de desconectar solemos unirlo a apagar el móvil, no mirar el mail, no conectarnos a… Lo enfocamos en la herramienta, pero ¿realmente tiene ella la responsabilidad? ¿No será que queremos desconectarnos de alguien, incluso de nosotros mismos, o de un tema más allá que de la tecnología? Las posibilidad positivas de la tecnología permiten que la usemos para lo que necesitemos y cumplir nuestros objetivos de un modo positivo, todos los sabemos, pero debemos ser nosotros quienes lo marquemos.


EXTRA. Empatía. En el fondo, hablamos de personas: bien de nosotros mismos o de otros. Pongámonos en nuestros zapatos y reflexionemos sobre nuestros hábitos tecnológicos para poder ponernos en los zapatos de los demás y comenzar a entender que esto es tarea de todos, que Internet lo creamos nosotros. Recuerda: haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti :).


¿Puedes aportar una mejora o sugerencia? Comenta en este blog, en @dianagonzalez o en cualquiera de los canales sociales :).

Por llegar hasta aquí, Te invito a una sonrisa 🙂
2 Comentarios
  • Unknown
    Publicado 22:39h, 15 mayo Responder

    Tremendo post, Diana!

  • Diana González
    Publicado 07:45h, 16 mayo Responder

    ¡Gracia Tania! Tú sabes mucho de esto, así que cualquier idea, sugerencia, crítica, cambio, reclamación… avanti! 🙂

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